La propuesta arquitectónica de Tom Hughes, Fernando Raganato y Eugenia Mora responde a dos requerimientos esenciales, en primer lugar el de un edificio funcional a las necesidades planteadas desde lo agronómico y seguidas por lo enológico, con la rigurosidad y exigencias que requiere un proceso de vinificación de primer nivel. En segundo lugar y no menos importante, el aspecto turístico donde el visitante adquiere un rol protagónico y el imponente paisaje juega un papel fundamental que permite que todo sea posible.
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La bodega Zuccardi Valle de Uco en sí, es un homenaje a la cordillera austera y solemne, que define tanto el clima como los suelos de la región. La construcción emerge de la tierra y es parte de la montaña, buscando una integración y equilibrio visual que no afecte el paisaje.
Desde lo productivo la bodega se estructura mediante un fuerte eje central que vincula todas las áreas operativas, una especie de columna vertebral que se repite en los tres niveles, donde en el subsuelo se encuentran las piletas de guardado, en planta baja todo el proceso productivo y en planta alta el laboratorio, la administración y pasarelas de tanques.