En sus grafitis utiliza a la naturaleza para lanzar todo tipo de críticas a la sociedad en la que vivimos, en un intento de despertar conciencias con mensajes en donde no suele faltar la ironía.
Luego de haber trabajado Moscú, París y Londres, Pejac desembarcó en Nueva York con dos nuevas creaciones de arte urbano realizadas en los barrios de Bushwick y Chinatown.
Estas dos piezas nuevas, pensadas como ilusiones ópticas, sugieren por un lado los restos de una naturaleza desaparecida y, por otro lado, una nueva naturaleza que interfiere en este gigantesco entorno urbano.
Con una silueta de árbol pintada en trompe-l’oeil (el arte de la simulación) sobre los ladrillos de un edificio, Pejac demuestra una vez más su talento y mezcla un mensaje fuerte con una obra de arte sutil y poética.