Por | Laura Martínez de Marcalain | Paisajista
En los comienzos del diseño, su carencia de floración de color las relegó a los márgenes de los jardines. Recién a partir de los años 50, se las empezó a tener en cuenta. Actualmente, podemos decir que son grandes protagonistas en el paisajismo ya que gozan de una simplicidad y una pureza de formas que les permiten armonizar perfectamente con la arquitectura moderna y con especies vegetales más convencionales.
Las gramíneas ornamentales son en general perennes: las hay de crecimiento otoño-invernal y de crecimiento primavero-estival. Este último grupo, sorprende con sus maravillosos tonos otoñales amarillentos y bronce-dorado. Crecen rápidamente gracias a estolones y rizomas (algunas variedades de césped) o en forma de macollos o matas. No se extienden, sino que se desarrollan una cerca de la otra y tienden a ser más decorativas que las anteriores.
Sus hojas son finas, delicadas (con distintas texturas) y de diversos colores que pueden variar desde verdes , verde-azulados (Paspalum haumanii o Festuca glauca), amarillentos (Stipa tenuissima), bronce (Carex comans), rojizos (Imperata cylindrica), azul plateado (Elymus), púrpura (Sacharum officinarum) y hasta existen especies variegadas (verde con blanco o verde con amarillo: Miscanthus sinensis Variegatus y Zebrinus) con bandas horizontales o transversales. Visualmente proveen una sensación de suavidad, ya que en sus extremos se encuentran las panojas (nubes de delicadas flores) en infinitas variedades: las hay doradas, rosadas, bronce, en diferentes tonos de verde, blancas y hasta azules-verdosas.
Ornamentalmente hablando
Las gramíneas transmiten el espíritu libre de la naturaleza, son impactantes, incorporan movimiento, sonido, transparencia, luminosidad y elegancia (combinando tallos arqueados y hojas colgantes).
La belleza natural que las caracteriza, para ser realmente apreciada, requiere de espacio, por ello se las incorpora de forma aislada rodeadas de césped, como ocurre con las Cortaderas, los Miscanthus, los Paspalum y los Bambúes.
Especies de menor tamaño, al ser agrupadas en macizos logran crear un efecto especialmente fuerte y contundente, es el caso de los Carex, las Stipas y algunos Pennisetum.
El impacto lo logran gracias a su follaje poco común, la formas en que se desarrollan, la altura de sus tallos ( en el caso de los Bambúes) y el balanceo de sus panojas. Se mueven como en oleadas, arqueándose con el viento, soplando a través de ellas, generando sonido y movimiento.