Revista Deck. Arquitectura, diseño y decoración.

Riego de jardines

riego

Por | Esteban Pelaiz | Viverista

Con el correr de los años, se ha progresado mucho en lo que a sistemas o métodos de riego se refiere. Actualmente, los materiales utilizados nos permiten reducir aproximadamente un 40 % el consumo de agua, siendo éste el mayor incentivo para implementarlos, junto a la comodidad que nos brinda.
Entre las diferentes opciones, los dos sistemas más utilizados son el riego por goteo y el riego por aspersión.

Riego por goteo
Conocido también bajo el nombre de “riego gota a gota”, es un método que nos permite irrigar todas las especies plantadas en nuestro parque o en macetas mediante goteros al pie de cada una de ellas. El agua se traslada por mangueras y el caudal que llega a cada especie puede ser regulado.

Si tomamos como ejemplo un jardín hogareño, encontramos a menudo una amplia variedad de plantas, cada una de ellas diferentes en lo inherente al consumo de agua y las horas de sol directo. Este sistema nos permite regar todas las especies de acuerdo a sus necesidades y sin desperdicio de agua en malezas o espacios innecesarios. Siendo esto ya un gran beneficio en el consumo y la salud de nuestro jardín, hoy en día podemos también automatizar el riego con un temporizador y programar el mismo para cuando nos ausentamos de casa o simplemente por comodidad.

Los goteros pueden ser regulables o auto compensables. En caso de que tengamos que irrigar un cerco de la misma especie o especies de características similares es conveniente utilizar los últimos, así cada planta recibe el mismo volumen de agua.
No obstante, si lo que se pretende es regar canteros que contienen distintas especies o macetas, es conveniente utilizar los goteros regulables, dado que nos permiten variar el caudal que recibe cada una. La irrigación por goteo programada es muy saludable para nuestras plantas y sumamente sencilla de instalar.

Riego por aspersión
Este sistema funciona mediante pulverizadores llamados aspersores, que nos brindan un efecto similar al producido por la lluvia ofreciendo la posibilidad de no encharcar y obtener un riego homogéneo logrando la humedad deseada.

A la hora del armado, la presión juega un papel vital, ya que si no contamos con buena presión es imposible lograr que los aspersores se eleven totalmente, generando el efecto deseado. Partir desde un depósito de agua (perforación o cisterna, entre otros) es la manera más simple de lograr un buen rendimiento. De acuerdo a las medidas de la superficie que se pretende regar y el caudal de agua que tenemos en nuestro depósito, es posible deducir qué tipo de aspersores se necesitan.

Una vez que hemos delimitado la cantidad, decidiremos qué bomba es la que nos brinda la presión adecuada y cuáles tuberías utilizaremos para que nuestro sistema trabaje al 100% de su rendimiento. El riego por aspersión posee varios beneficios. El principal, al igual que ocurre con el riego por goteo, es el ahorro en el consumo de agua, ya que los tradicionales métodos de irrigación desperdician una mayor cantidad.

La eficiencia en lugares de poco requerimiento hídrico y en suelos escasamente drenados hace que sea una necesidad, más que un lujo, en espacios verdes con exigencias mayores.

Regar el jardín es para muchos uno de los placeres diarios y resulta poco atractivo apretar una tecla y que nuestro trabajo haya concluido. No obstante, instalar un sistema de riego implica un uso más sustentable y responsable del agua.

Con el correr de los días notaremos que nuestras tareas en los espacios verdes del hogar se hacen más interesantes y no tan rutinarias, al tiempo que observaremos como las especies crecen fuertes y sanas. Es recomendable a la hora de planificar un sistema de riego asesorarse con un profesional o empresa idónea. El mal funcionamiento puede traernos muchos dolores de cabeza.