La vida de Victoria Beckham siempre estuvo bajo los reflectores, pero el Documental de Victoria Beckham en Netflix ofrece algo distinto: un retrato íntimo de una mujer que se reinventó una y otra vez.
De estrella pop a diseñadora de moda, la serie en tres partes revela el recorrido de una artista que aprendió a construir su propia identidad entre la presión mediática, las críticas y su implacable búsqueda de credibilidad.
Con testimonios de figuras como Anna Wintour, Tom Ford, Donatella Versace y su círculo más cercano —incluidos David Beckham y Eva Longoria—, el documental abre una puerta a la verdadera Victoria, más allá de los titulares.
UNA NIÑA QUE SOÑABA CON ESCENARIOS
Antes de ser Posh Spice, Victoria era una chica tímida de Hertfordshire que encontraba refugio en el teatro. “Era torpe, poco sociable y sentía que no encajaba”, recuerda en el documental.
Su sueño de cantar y bailar nació como un intento de ser aceptada, y sus padres llegaron a hipotecar la casa para financiar su formación artística. Esa presión moldeó su ética de trabajo: sabía que no podía fallar.
Cuando a los 19 años se presentó al casting de las Spice Girls, no eligió una canción pop como las demás. Cantó “Mein Herr” del musical Cabaret, un gesto audaz que anticipaba lo que vendría: una carrera marcada por decisiones arriesgadas y un deseo constante de diferenciarse. “Sabía cada letra del West End”, confiesa, y esa confianza teatral sería su primer escudo frente al mundo.
DE SPICE GIRL A ÍCONO DE MODA
El éxito de las Spice Girls le dio fama y pertenencia. “Ellas me hicieron sentir que podía ser yo misma”, dice Victoria, quien recuerda con humor cómo sus compañeras la animaban a mostrarse más espontánea.
Esa chispa de autenticidad se refleja hoy en su relación con su hija Harper: “Le repito todos los días que sea quien quiera ser”.
Pero el salto de cantante a ícono de moda no fue fácil. En el Documental de Victoria Beckham, se revive su primera experiencia en el universo fashion: una invitación de Donatella Versace a un desfile en 1997.
Nerviosa y entusiasmada, eligió un vestido de cuero negro… y se atrevió a sugerir cambios. “¡Qué falta de respeto!”, recuerda entre risas. Lo cierto es que Donatella terminó cediendo: “Tenía razón, le quedaba mejor a su manera”. Ese episodio marcó el inicio de una relación intensa con la moda y de un estilo propio que desafiaría los estereotipos.
Durante los llamados “años WAG”, cuando la prensa la retrataba solo como la esposa de David Beckham, Victoria sintió la necesidad de reinventarse una vez más. “Prometí que, si tenía otra oportunidad, no la desperdiciaría.” Así nació su marca de moda, fruto de disciplina, ambición y el deseo de ser tomada en serio.
ENTRE CRÍTICAS, RIESGOS Y RESILIENCIA
El documental retrata también su vulnerabilidad. En su etapa como estudiante, la obsesión por la imagen corporal la llevó a desarrollar un trastorno alimentario.
“No era la mejor cantante ni la mejor bailarina, pero podía controlar mi peso”, confiesa con crudeza. Las etiquetas crueles de la prensa —de “Porky Posh” a “Skinny Posh”— agravaron esa lucha interna.
La directora Nadia Hallgren resalta cómo, pese a las heridas, Victoria logró transformar el dolor en fortaleza: “Ver su resiliencia me cambió la forma de entenderla”.
Su incursión formal en la moda tampoco fue recibida con los brazos abiertos. Roland Mouret, uno de sus mentores, admite que esperaba conocer a una WAG, no a una mujer decidida y trabajadora.
“Le dije: para que tu sueño sea real, tenés que matar a la WAG”, recuerda. Ese consejo se convirtió en el punto de inflexión de su carrera. Incluso Anna Wintour reconoce haber subestimado su talento: “Pensé que sería un hobby. Nos demostró lo contrario”.
La primera colección de su marca fue pequeña, austera y sin David en el público —una decisión estratégica para evitar distracciones mediáticas.
Con el tiempo, la disciplina de Victoria y la confianza de su esposo, que también apoyó financieramente la empresa, consolidaron una firma que hoy es sinónimo de elegancia británica.
CAÍDAS, APRENDIZAJES Y UNA NUEVA MIRADA
No todo fue glamour. En 2016, su compañía enfrentó pérdidas millonarias. “Estábamos decenas de millones en rojo”, admite.
Un nuevo inversor, David Belhassen, ayudó a reestructurar el negocio, revelando gastos absurdos como £70.000 al año en plantas y £15.000 solo en regarlas. Fue un golpe de realidad que la obligó a revaluar prioridades y a volver a la esencia de su marca: simplicidad, elegancia y autenticidad.
El Documental de Victoria Beckham no busca idealizar, sino humanizar. Muestra a una mujer que aprendió a reírse de sí misma —literalmente: confiesa que no sonríe en las fotos porque su lado derecho “no sale bien”— y que se animó a mostrar las fisuras detrás de la perfección.
Más allá del ícono de moda, de la Spice Girl o de la esposa del astro del fútbol, la serie revela a una mujer que nunca dejó de evolucionar. En palabras de la propia Victoria: “Hoy sonrío por dentro, aunque nadie lo vea”.