Una impresionante escultura del artista callejero español Óscar San Miguel, conocido mundialmente como Okuda, ha sido presentada en la ciudad siberiana de Yakutsk.
Esta obra es una expresión vibrante del estilo único de Okuda, quien ha llevado sus figuras geométricas y colores intensos a las calles de ciudades como Moscú, Nueva York, Tokio y Londres, y ahora también a la gélida Siberia.
La obra, que representa una cabeza geométrica multicolor coronada por cuatro pinchos, ha sido instalada junto al lago Saisari como parte del programa de modernización de Yakutsk, la capital de Yakutia, una de las regiones más frías del planeta, donde las temperaturas invernales alcanzan hasta 50 grados bajo cero.
Esta ubicación extrema convierte la instalación de Okuda en un símbolo de contraste: un “arcoiris español en los hielos permanentes”, como describe la bienal, que busca generar un diálogo visual entre la calidez y diversidad del arte y el paisaje inhóspito de la región.
El acero con el que se ha construido la escultura le otorga resistencia frente a las inclemencias del clima siberiano, mientras que su diseño se inspira en la mitología yakuta, una cultura profundamente influenciada por las duras condiciones climáticas de la región.
Según los organizadores de la bienal, la escultura representa al “hombre primitivo liberado del yugo civilizador”, evocando la conexión del ser humano con la naturaleza y la libertad que Okuda celebra en cada una de sus obras.
En este caso, la pieza ofrece una interpretación moderna de los temas yakutos tradicionales, combinando el espíritu cultural de la región con la estética contemporánea del artista español.
Además, la instalación de esta obra de arte es solo el primer paso en un ambicioso proyecto de renovación urbana que pretende transformar los alrededores del lago Saisari en un espacio recreativo para la comunidad.
Se planea convertir el área en una zona de esparcimiento que ofrezca actividades como ciclismo, pesca, patinaje y hockey sobre hielo, creando así un oasis urbano para los habitantes de Yakutsk y fortaleciendo el vínculo entre arte, naturaleza y vida cotidiana en esta ciudad siberiana.
Okuda, nacido en Santander en 1980, comenzó su carrera en el arte callejero pintando grafitis en fábricas y estaciones de tren abandonadas.
Con el tiempo, evolucionó hacia la escultura, llevando su estilo geométrico y vibrante a un nivel internacional y creando obras que destacan por su mensaje de libertad y multiculturalidad.
Su trabajo, lleno de figuras angulosas y colores brillantes, es un homenaje a la diversidad humana y cultural, así como a la libertad individual, y esta escultura en Yakutsk es una nueva expresión de esos valores, integrándose al paisaje y cultura de una región remota y, a su vez, inquebrantable.