Joshua Smith es un miniaturista que construye complejos mundos a escala 1:20 en los que aparecen detalles increíbles, desde el moho y los grafitis, hasta las colillas de cigarrillos tiradas en el suelo.
Este ex artista del esténcil australiano posee unas asombrosas habilidades de observación y representación y, con su nueva pasión enfocada en las maquetas, recrea mundos que engañan el ojo de los curiosos.
PROCESO CREATIVO
El proceso se inicia encontrando primero el edificio que Smith quiere replicar. Desde ahí comienza un proceso de ingeniería inversa en el edificio, descomponiendo sus componentes (puertas, ventanas, calle, cajas eléctricas, entre otros).
Luego, le toca el turno al cálculo de materiales que usará para crear cada componente: cartón corrugado para las cortinas de acero; tableros MDF para la base del edificio.
Una vez que está la base construida, extiende una capa base de pintura y luego la raya con pinceles y tiza. Durante esta etapa el edificio ya parece real y desde ahí comienza a agregar el cableado para la iluminación interior y exterior y, en algunos casos, iluminación activada por movimiento.
Respecto a los materiales principales uso MDF para la base, cartón de un milímetro de espesor para el marco de las ventanas, cartón negro para áreas más detalladas, y láminas de plástico de 0,25 milímetros de espesor. Usa pintura spray, pintura acrílica y tiza para desgastar la superficie del edificio y así otorgar esa capa de realismo.
En cuanto al tiempo que le toma completar una maqueta, Joshua Smith señala que los edificios más pequeños y menos complejos pueden tomar desde uno a varios días. La construcción más grande fue una miniatura de Kowloon que tomó tres meses, trabajando un promedio de seis a siete días a la semana y entre ocho y dieciséis horas al día.