Fotografía | Netflix
La nueva serie de Netflix, La casa Guinness, creada por Steven Knight —responsable de Peaky Blinders—, se adentra en la vida de una de las familias más influyentes de Irlanda en el siglo XIX.
Con un trasfondo cargado de poder, secretos y tensiones, la trama muestra cómo la célebre cervecería se expande entre Dublín y Nueva York mientras sus herederos luchan por mantener unido un imperio marcado por la ambición.
LA CASA GUINNESS Y UNA DINASTÍA EN PUGNA
El relato comienza tras la muerte de Sir Benjamin Guinness en 1868. Lo que parecía una herencia sólida y garantizada, pronto se convierte en el detonante de una disputa interna.
Sus hijos deben repartirse fortuna, títulos y responsabilidades, pero también enfrentar la presión de mantener a flote un imperio que no admite errores.
Cada hermano representa una cara distinta de la ambición: el que busca el poder político, el que se lanza a expandir los negocios y el que intenta abrirse camino en un entorno hostil.
Este choque de personalidades es el núcleo dramático de la serie, un espejo de cómo el dinero y la tradición pueden unir, pero también destruir.
EL NEGOCIO DETRÁS DE LA FICCIÓN
Más allá de las disputas personales, La casa Guinness retrata el peso de la cerveza como motor económico y cultural.
La marca no solo conquistó Irlanda, sino que logró expandirse hacia otros mercados con una estrategia que combinó innovación, audacia y un sentido único de pertenencia.
La serie logra transmitir esa tensión entre tradición e innovación: por un lado, la necesidad de proteger el nombre Guinness como un símbolo de calidad; por el otro, la urgencia de modernizarse para no perder relevancia en un mundo en plena transformación.
EL ENCANTO DE LOS DRAMAS FAMILIARES
Lo que hace irresistible a La casa Guinness es su capacidad de mezclar lo íntimo con lo histórico.
Al igual que otras producciones que retratan dinastías poderosas, la serie no se queda en la superficie del lujo y las mansiones: se adentra en las pasiones humanas, en los conflictos por la herencia, en las alianzas quebradas y en los amores prohibidos.
Cada episodio funciona como un recordatorio de que la grandeza también carga con sombras.
La supuesta maldición que persiguió a los Guinness durante generaciones añade un componente mítico, un aire de destino inevitable que envuelve a la narración con dramatismo y misterio.
