Fotografía | HBO Max
En el cierre de 2025, Una batalla tras otra se convierte en uno de los grandes acontecimientos cinematográficos del año con su desembarco en HBO Max.
Dirigida por Paul Thomas Anderson y protagonizada por Leonardo DiCaprio, la película llega al streaming tras una sólida temporada de premios, respaldada por la crítica y por un boca en boca que no deja de crecer.
Acción, sátira política y reflexión social se combinan en una obra ambiciosa que confirma por qué Anderson sigue siendo uno de los autores más influyentes del cine contemporáneo.
DEL CINE A HBO MAX: UN ESTRENO QUE MARCA LA TEMPORADA
El arribo de Una batalla tras otra a HBO Max no es un estreno más. La película acumula nueve nominaciones a los Globos de Oro y catorce a los Critics Choice Awards, posicionándose como una de las producciones más fuertes del año. Bajo el sello Del cine a HBO Max, la plataforma refuerza su estrategia de llevar títulos de alto perfil directamente al hogar, acortando la distancia entre la sala y el streaming.
La crítica internacional ha sido casi unánime: Anderson entrega una de sus obras más completas, tanto en lo narrativo como en lo visual.
Hay pulso autoral, riesgo estético y una dirección actoral que eleva cada escena. No se trata solo de una película esperada, sino de una que llega con la etiqueta de “imprescindible”.
UNA HISTORIA DE REVOLUCIÓN, PÉRDIDA Y REGRESO
Inspirada libremente en la novela Vineland de Thomas Pynchon, la trama sigue a Bob, interpretado por DiCaprio, un ex revolucionario que lleva dieciséis años viviendo en la clandestinidad.
Alejado del mundo y de su pasado, Bob se ve obligado a salir de las sombras cuando su hija es capturada por un viejo enemigo: el coronel Lockjaw, encarnado por Sean Penn.
El relato reconstruye el pasado del protagonista dentro del grupo French 75, una célula radical dedicada a acciones extremas que iban desde liberar inmigrantes detenidos hasta asaltar bancos para financiar su causa. Tras un operativo fallido, la organización se desmorona, la madre de la hija de Bob termina en prisión y él queda solo, intentando criarla mientras finge una vida convencional.
Ese choque entre el idealismo del pasado y la crudeza del presente es uno de los motores emocionales del film. Anderson no romantiza la revolución: la observa con ironía, distancia y una mirada profundamente humana.
UN ELENCO DE LUJO Y TONOS QUE SE CRUZAN
Además de DiCaprio y Penn, el reparto suma nombres de peso como Regina Hall, Benicio del Toro, Teyana Taylor y Chase Infiniti.
El resultado es un elenco sólido, con química y personajes que funcionan como engranajes precisos dentro de una narrativa que no da respiro.
La película se mueve con naturalidad entre la tragedia, la acción y el humor incómodo. Hay escenas que provocan risa y, segundos después, incomodidad o tristeza.
El Bob de DiCaprio —con su look de hippie decadente y una actitud desfasada— aporta una ironía que remite a ciertos íconos del cine, sumando una capa satírica que equilibra la violencia del relato.
Una batalla tras otra va más allá del thriller de acción. Es, ante todo, una sátira feroz sobre la identidad estadounidense.
Anderson pone el foco en el extremismo, el militarismo y las tensiones políticas que atraviesan al país, con especial énfasis en la frontera con México y en la violencia como herramienta estructural.
La violencia es explícita, dura y sin concesiones, pero nunca gratuita: funciona como metáfora de una sociedad fragmentada, que exporta conflictos mientras intenta sostener una narrativa de orden y progreso.
La puesta en escena, con una cinematografía exquisita y referencias constantes a clásicos del cine, refuerza ese tono reflexivo y sarcástico que define al film.
Los números acompañan: cinco estrellas en MeriStation, 8/10 en IMDb y 7,2/10 en FilmAffinity.
Datos que confirman que no se trata solo de una película nominada, sino de una obra que conecta con públicos y críticos por igual.
