Fotografía | denniskwasny
El diseñador de moda Dennis Kwasny —conocido por su enfoque sin género, sin estaciones y sin presión— transforma su departamento de Wuppertal en una oda a la estética retro, la sustentabilidad y los objetos con historia. Este hogar no es solo un lugar para vivir, sino un reflejo fiel de su universo creativo.
En una era donde el minimalismo blanco y los interiores neutros predominan, Kwasny apuesta por el color, el eclecticismo y los tesoros de segunda mano.
Su departamento demuestra que el buen diseño no tiene por qué ser costoso ni nuevo: basta con buen ojo, un sentido del humor estético y la voluntad de mezclar pasado y presente.
EL ARTE DE REUNIR OBJETOS CON ALMA
Lejos de seguir tendencias, Dennis construye su espacio a partir de piezas que encuentra en mercadillos, tiendas de segunda mano o en subastas online.
Desde una silla S de Verner Panton que compró por una fracción de su valor, hasta una lámpara halógena de los ‘80 que encontró olvidada en un altillo: cada objeto tiene una historia y un carácter únicos.
Las estanterías están repletas de arte impreso, objetos kitsch, velas, juguetes antiguos y ediciones limitadas que encuentran armonía en su aparente caos.
Su colección de vasos de colores, espejos curvos y floreros escultóricos revela una sensibilidad que se mueve entre lo pop, lo glam y lo nostálgico.
COLOR, TEXTURA Y MUCHO POP
En su casa, cada rincón cuenta una historia distinta, con colores que rompen las reglas sin miedo. El rosa chicle convive con el amarillo mostaza, el azul Klein y los verdes neón.
Alfombras peludas, textiles con estampas psicodélicas y lámparas vintage en forma de seta le dan un aire lúdico y sofisticado a partes iguales.
Los muebles, en su mayoría de los años ‘70 y ‘80, conviven con piezas contemporáneas de diseño alemán y algunos ítems de IKEA modificados con ingenio.
El resultado es un entorno cálido, expresivo y lleno de energía, donde nada está colocado al azar y todo invita a quedarse.
UNA FILOSOFÍA DE VIDA APLICADA AL HOGAR
Al igual que en sus diseños de moda, Dennis Kwasny entiende el hogar como un lugar donde se puede ser uno mismo sin concesiones.
No sigue normas estrictas de decoración ni busca la aprobación externa. Su lema: “Si me hace feliz, entonces pertenece a mi vida”.
Esta manera de habitar también tiene un costado sostenible. Al optar por objetos de segunda mano, no solo economiza, sino que también contribuye a reducir el consumo innecesario y a dar nueva vida a piezas que, de otro modo, podrían haber terminado en la basura.
WUPPERTAL COMO ESCENARIO CREATIVO
Vivir en Wuppertal, una ciudad mediana con arquitectura ecléctica y naturaleza cercana, también influye en su forma de crear.
Desde su departamento, Kwasny puede ver árboles, edificios históricos y tranvías suspendidos. Ese entorno mixto —entre urbano y natural— resuena con la identidad de su casa: una mezcla armónica de contrastes.
En definitiva, el hogar de Dennis Kwasny es un manifiesto personal: alegre, auténtico, desprejuiciado y en constante transformación.
Un lugar donde el diseño no responde a normas sino a emociones, y donde cada objeto suma una nota al gran collage de su identidad creativa.