Fotografía | Disney +
El regreso de Kim Kardashian a la televisión prometía ser explosivo. Con Ryan Murphy como creador y un elenco de lujo encabezado por Naomi Watts, Niecy Nash-Betts, Sarah Paulson y Glenn Close, Todo Vale apuntaba alto.
No obstante, el resultado fue tan decepcionante que rápidamente pasó de esperada a duramente cuestionada: uno de los estrenos más criticados del año en Disney+.
UN DRAMA LLENO DE PROMESAS (Y DE LUJO)
La serie sigue a un grupo de abogadas de divorcio en Los Ángeles que deciden fundar su propio estudio. Ambición, poder y glamour se combinan en un mundo donde el amor y el dinero se confunden fácilmente.
Visualmente impecable, Todo Vale despliega escenarios relucientes, trajes a medida y autos deportivos. Pero debajo de su superficie brillante se esconde un relato que no termina de despegar.
Lo que debía ser una historia sobre mujeres fuertes se convierte en un desfile de frases hechas y escenas predecibles.
KIM KARDASHIAN, ENTRE LA FICCIÓN Y EL REALITY
Kardashian interpreta a Allura Grant, una abogada brillante, segura y ambiciosa. Sin embargo, su actuación no logra escapar del peso de su propia figura mediática.
En pantalla, la línea entre el personaje y su vida real se difumina, dejando al espectador con la sensación de estar viendo un nuevo episodio de su reality más que una ficción.
Aunque su apuesta por consolidarse como actriz es evidente, su presencia termina dominando la serie por motivos equivocados.
EL UNIVERSO DE RYAN MURPHY EN PILOTO AUTOMÁTICO
Murphy, responsable de éxitos como American Horror Story y Pose, repite su fórmula de estética recargada y personajes intensos, pero esta vez sin dirección. Todo Vale parece más preocupada por el impacto visual que por contar una historia sólida.
Los diálogos suenan artificiales, las tramas se diluyen y los conflictos emocionales no logran generar empatía. Incluso con un elenco de primera línea, el resultado se siente desconectado, como una copia de sí mismo.
UNA HISTORIA QUE PROMETÍA MÁS
En teoría, Todo Vale debía ser un retrato moderno del empoderamiento femenino en el universo del lujo y las rupturas millonarias. En la práctica, termina siendo una ficción vacía, atrapada entre su obsesión por la estética y su falta de alma.
La serie acumula críticas negativas, pero también conversación: pocos estrenos generaron tanta repercusión en tan poco tiempo. Kim lo vuelve a hacer —no por su talento actoral, sino por su capacidad para poner al mundo a hablar de ella—.
EL VEREDICTO
Todo Vale tiene todos los ingredientes para brillar, pero no logra mezclarlos bien. Es visualmente atractiva, sí, pero narrativa y emocionalmente hueca. Una producción que demuestra que, incluso con las mejores cartas, se puede perder el juego.
Quizás el título lo resume mejor que nadie: en el universo de Kim Kardashian, todo vale. Incluso entregar la peor serie del año y seguir siendo tendencia.
