Fotografía | Garrett Rowland
Este loft en SoHo redefine el concepto de sofisticación contemporánea. Con 185 m² distribuidos en tres dormitorios, tres baños y una oficina en casa, el proyecto encarna el equilibrio perfecto entre el diseño europeo y la energía de la Gran Manzana.
Su interior, proyectado por la diseñadora Ghislaine Viñas, refleja el alma cosmopolita de sus dueños: una pareja holandesa y finlandesa que buscaba unir sus raíces con el carácter vibrante de la ciudad.

UNA HISTORIA DE ENCUENTRO Y DESTINO
La transformación del loft comenzó casi por casualidad. Tras comprar la propiedad —originalmente diseñada por Alexander Butler | Design Services—, los propietarios encontraron en una revista una nota sobre ese mismo departamento, intervenido por Viñas. Su dominio del color y su herencia neerlandesa resonaron de inmediato con ellos, dando inicio a una colaboración que convirtió el espacio en una mezcla de lujo, calidez y humor visual.

La propuesta se centró en capturar una atmósfera refinada pero accesible, donde la estética nórdica y el espíritu neoyorquino dialogan con naturalidad. Cada detalle fue pensado para que la casa resultara cómoda, funcional y, al mismo tiempo, una expresión de identidad.

BLANCOS, TEXTURAS Y LUZ
Debido a la escasa luz natural del edificio, el equipo optó por una paleta clara dominada por tonos blancos y crema. Este recurso, lejos de ser minimalista, se convirtió en la base para un juego de texturas que aporta profundidad y movimiento a cada ambiente.
En el dormitorio principal, las paredes de ladrillo pintadas en blanco conviven con sillones de lana y un techo decorado con relieves metálicos.

Una lámpara escultórica corona la escena, aportando un toque lúdico que rompe la serenidad del conjunto. En el área de estar, cojines de lana mongola y una alfombra tipo shag refuerzan la sensación táctil y confortable del espacio.
Cada rincón busca amplificar la luz y transmitir calma, mientras que los objetos cuidadosamente seleccionados —como la lámpara de plumas de Ingo Maurer o la escultura Uncle Scrooge Gold Chrome Duck de Leblon Delienne— inyectan humor y personalidad sin alterar la armonía general.

ARTE Y DISEÑO CON CARÁCTER
El arte ocupa un papel central en el proyecto. Desde el retrato de Kate Moss con alas de ángel del artista SN en el dormitorio, hasta Ambra de Marco Grassi iluminando el comedor con reflejos dorados, cada pieza fue elegida para generar emoción y reforzar la identidad del hogar.

El pasillo sorprende con una nariz escultórica de Seletti, mientras que el comedor destaca por la luz cálida que emiten las lámparas de Maurer. El resultado es una sucesión de escenas que alternan elegancia y humor, lujo y desenfado, en una coreografía visual que nunca se toma demasiado en serio.

EL OFICIO DE VIVIR BIEN
Entre los espacios más singulares se encuentra la oficina, revestida con un papel tapiz de selva tropical de Timorous Beasties. Las sillas verdes de la firma sueca Hem aportan frescura y continuidad con el resto de la paleta cromática.

El baño principal se distingue por sus superficies de mármol y el papel mural “Equinoxe” del diseñador finlandés Klaus Haapaniemi & Co., una combinación que resume la esencia del proyecto: sofisticación sin rigidez, belleza con un toque de alegría.

UN REFUGIO ENTRE DOS CONTINENTES
El SoHo Loft diseñado por Ghislaine Viñas logra lo que pocos interiores consiguen: capturar la elegancia europea y fundirla con la energía creativa de Nueva York. Un espacio que celebra la mezcla cultural, la audacia y la autenticidad.

Cada elemento, desde una lámpara de plumas hasta una pared de ladrillo pintada de blanco, cuenta una historia sobre el arte de vivir entre dos mundos.



























