Fotografía | ralphlauren
La icónica marca estadounidense rinde homenaje a una comunidad histórica de Martha’s Vineyard a través de una colección que fusiona herencia, elegancia y orgullo afroamericano.
Polo Ralph Lauren vuelve a demostrar que la moda puede ser una poderosa herramienta para contar historias.
En esta oportunidad, lo hace con una colección que celebra la riqueza cultural de Oak Bluffs, un distrito de la isla Martha’s Vineyard que durante generaciones ha sido un destino emblemático para las familias afroamericanas.
Esta propuesta no solo reinterpreta el estilo náutico y vacacional clásico, sino que lo hace desde una mirada que reivindica la diversidad y la tradición.
UN HOMENAJE CON IDENTIDAD
La nueva colección de Polo Ralph Lauren encuentra su inspiración en Oak Bluffs, una comunidad conocida por sus coloridas casas victorianas, sus veranos familiares y su rol como enclave seguro y vibrante para la comunidad afroamericana desde principios del siglo XX. Pero este no es un simple tributo estético.
La colección celebra la historia viva del lugar, su legado de resiliencia, su sentido de pertenencia y el fuerte espíritu de comunidad que lo define.
A través de esta iniciativa, la marca pone el foco en una narrativa muchas veces invisibilizada dentro de la moda tradicional.
Lejos de apropiarse de una estética, Ralph Lauren apuesta por contar una historia con respeto y autenticidad, colaborando con miembros reales de la comunidad para dar vida a esta propuesta.
COLECCIÓN CON PROPÓSITO
Las piezas de la colección reinterpretan el ADN clásico de Polo con un giro contemporáneo. Estampados a rayas, chaquetas varsity, polos, blazers de lino, suéteres tejidos y trajes playeros se combinan con detalles inspirados en los archivos históricos de la comunidad y fotografías familiares.
La paleta de colores se mueve entre los blancos y crudos típicos del verano, los azules marinos, verdes césped y acentos burdeos, evocando el paisaje costero y el carácter elegante y relajado de Oak Bluffs.
Cada prenda parece capturar momentos genuinos de la vida en comunidad: reuniones familiares en la playa, partidos de golf, caminatas por los muelles, almuerzos al sol.
La colección tiene un aire nostálgico y al mismo tiempo contemporáneo, como si buscara tender un puente entre pasado y presente.
Lo más destacable es que los modelos que protagonizan la campaña no son figuras del mundo fashion tradicional, sino miembros reales de familias con historia en Oak Bluffs.
De este modo, la marca no solo incorpora diversidad en sus imágenes, sino que pone en valor a quienes han sido los verdaderos protagonistas de esta cultura.
MÁS QUE MODA: UN ARCHIVO VIVO DE OAK BLUFFS
Como parte del proyecto, Ralph Lauren lanzó también una cápsula editorial que narra la historia de la comunidad afroamericana en Martha’s Vineyard, con entrevistas, fotografías históricas y relatos familiares. Este archivo digital acompaña la colección y refuerza su espíritu documental y cultural.
Así, la propuesta trasciende la moda para convertirse en un acto de preservación de la memoria. La marca se posiciona como narradora de historias visuales que importan, y que muchas veces no han tenido el lugar que merecen en el imaginario colectivo de los Estados Unidos.
También se incluye un video dirigido por Mahaneela, una artista multidisciplinaria reconocida por su mirada íntima y culturalmente sensible.
En él, se retrata la vida cotidiana de distintas generaciones en Oak Bluffs, capturando momentos de afecto, comunidad, identidad y pertenencia.
La música, el entorno natural y las sonrisas compartidas refuerzan ese tono cálido y auténtico que atraviesa todo el proyecto.
EL ESTILO COMO LENGUAJE UNIVERSAL
Con esta colección, Ralph Lauren vuelve a posicionarse como una marca que entiende que el estilo no es solo una cuestión de estética, sino de relato.
La ropa que vestimos comunica quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. En un mundo que todavía lucha por reconocer y visibilizar ciertos legados culturales, propuestas como esta marcan la diferencia.
La celebración de Oak Bluffs es también una celebración de la moda como vehículo de inclusión, memoria e identidad.
En tiempos donde las grandes marcas suelen ser cuestionadas por prácticas vacías de contenido, este tipo de gestos construyen un nuevo estándar.