La decoración minimalista se caracteriza por la pretensión de simplificar al máximo, deshacerse de todos los elementos superfluos y reducir la decoración a lo esencial.

El minimalismo es un movimiento que transitó del arte al diseño y la decoración de interiores en la década de 1920, pero que a día de hoy, aún es considerado como uno de los estilos más innovadores.
La decoración minimalista se basa en reducir las cosas a lo esencial y deshacerse de todo lo superfluo; lo que significa que en los interiores minimalistas, la funcionalidad, prima ante todo lo demás.

Como los espacios minimalistas son muy limpios, pueden parecer aburridos, especialmente si se usan sobre tonos claros. Para evitar esto, y romper con la monotonía de un esquema de color restringido, podés optar por jugar con diversas texturas.
La madera natural, el corcho, la piedra, la cerámica, el rattán y el mimbre, y cálidos textiles como la lana y el lino, agregarán calidez y confort. Las texturas son tu arma secreta.
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